LA RESPONSABILIDAD ES DE USTEDES

Hace algunos días atrás terminó el sueño mundialista para la selección ecuatoriana. Para la gran mayoría de los aficionados,  la “Tri” quedó en deuda, no solo por los resultados, sino más bien por el pobre nivel colectivo, la nula ambición del DT Rueda para apostar  a mayores retos con la historia y la decepcionante actuación de algunas individualidades como Luis Antonio Valencia que rozaron el fracaso en el Mundial de Brasil.

No podemos caer en el conformismo y dar vuelta la página. Hay que rescatar lo positivo, pero más importante, de cara al futuro será realizar un análisis frío sin apasionamientos y objetivamente, para buscar el sendero que nos conduzca, ojalá así sea, dentro de cuatro años a otra cita mundialista, pero con mayor madurez en todo sentido y con verdaderas aspiraciones de crecer en el ámbito mundial.

Es necesario que las autoridades del fútbol ecuatoriano hagan conocer a la brevedad posible un balance  deportivo, económico y administrativo de lo que significó esta nueva experiencia mundialista.

Estoy convencido que el debate argumentado, la discrepancia basada en el análisis es más importante y fructífero que la aceptación y el aplauso incondicional. El pensar diferente no significa estar en contra o ser enemigo de nadie y menos aún de nuestra selección y del fútbol ecuatoriano.  Es el momento de dejar de lado aspectos personales, despojarse de vanidades que no conducen a nada, que el diálogo abierto y sincero sea el mejor antídoto que permita tomar decisiones para planificar un futuro con mayores éxitos para el “equipo de todos”.

La verdad no es patrimonio de nadie, apelo a la experiencia, trayectoria y conocimientos de quienes deben tomar medidas, para que estas,  respondan a los verdaderos intereses de nuestro balompié, para que la afición que ha demostrado siempre un apoyo y cariño incondicional para con la selección, mantenga intacto ese espíritu y sentimiento y bajo estos parámetros proyectar un futuro con mayores alegrías.  La responsabilidad es de ustedes señores dirigentes.

Por: Roberto Omar Machado