Había una vez un partido en Old Trafford, donde los aficionados se pusieron de pie para ovacionar a un jugador rival: Ronaldo Luis Nazario de Lima. En 67 minutos sobre el campo, anotó tres goles, dejando una huella imborrable en la historia de la Liga de Campeones y el fútbol en general.

Con el partido de vuelta de los cuartos de final entre Manchester United y Real Madrid, los madridistas llevaban una ventaja de 3-1 obtenida en la ida en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, Ronaldo decidió que este partido no pasaría desapercibido.

Marcó los tres goles del Real Madrid, cada uno de ellos un verdadero golazo. Su actuación individual fue tan destacada que, en el minuto 67, cuando fue sustituido por Solari, Old Trafford se puso de pie para ovacionarlo. Ronaldo saludó humildemente a la grada y se sentó en el banquillo, como si no hubiera hecho nada extraordinario, cuando en realidad había protagonizado una actuación memorable.

El resultado final fue 4-3 a favor del Manchester United, con dos goles de Beckham, pero esa noche nadie se acuerda de eso. Fue la noche de Ronaldo, la noche de la ovación a Ronaldo.

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