En el fútbol ecuatoriano hace algunos años los equipos de la Serie A se daban el lujo de hacer contrataciones de jugadores y cuerpos técnicos por montos que no tenían relación con la realidad del costo del campeonato o el presupuesto de sus plantillas.

La taquilla es la principal estrategia que manejan los clubes para recaudar fondos, siendo este un ingreso variable, ya que depende de la cantidad de personas que vayan al estadio. Y, a decir verdad, la mal llamada hinchada futbolera en Ecuador no es fiel de ir a la cancha para alentar al equipo.

Lo que a la gente le interesa es ver una final o cuando un equipo está clasificándose para algo importante, como in torneo internacional.

Son pocos los clubes a nivel nacional que provocan el interés de los aficionados para cambiar cualquier compromiso del fin de semana para ir con la bandera y la camiseta al estadio.

Cuando un equipo vive sólo de la taquilla y elabora el presupuesto así, no sabe cuánto va a recoger, mientras que los gastos de programación y otros son valores fijos. Probablemente, se pueda realizar un presupuesto más real cuando tienen un sistema de socios o abonados. De esta manera saben que tienen un monto fijo con el que pueden contar y así buscar apoyo con las marcas, ofreciendo una cantidad de gente determinada en los estadios.

 En los últimos años se han hecho visibles las pérdidas económicas de los equipos, que les llevan a endeudamientos millonarios con la nómina de jugadores, cuerpo técnico y el personal administrativo. Todo esto empujado por el mal manejo que lleva años siendo así.

La deuda no es responsabilidad solamente de los directivos actuales: quienes estuvieron antes a cargo pasaron sin dejar beneficio a los clubes y se llevaron más de lo que dejaron.  

Una de las estrategias en el fútbol ecuatoriano ha sido el soporte y la benevolencia de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, dándoles más tiempo para pagar sus deudas y así evitar sancionar a las instituciones

Otra opción, según el libro «Luchas Urbanas», alrededor del fútbol es el apoyo de las instituciones estatales para ayudarlos a solventar sus deudas, esto a través de contratos publicitarios.

Según la FIFA, es ilegal que el estado intervenga en el fútbol, pero la forma de hacerlo es a través de estos acuerdos de marketing. 

El contexto desigual del fútbol ecuatoriano, con relación al exterior, obliga a que los equipos vendan a sus mejores jugadores para recuperar inversiones. Es decir, los equipos participan en porcentaje de las transferencias de los jugadores, en función de los contratos y en base a los recursos que invirtieron en los futbolistas.

Cabe preguntar si realmente en nuestro país ¿el fútbol es un negocio rentable? 

Probablemente en el siglo XXI se haya revalorizado la imagen del fútbol ecuatoriano por los logros de la selección y de ciertos clubes, pero la crisis general siempre tiene repercusiones por sobre los resultados obtenidos en la cancha. Esto provoca que para unos pocos sí haya sido una bonanza, pero para otros ha sido motivo de endeudamiento y hasta embargo de bienes personales a los dirigentes. 

La cuestión es tener claro que la industria del fútbol mueve millones y se tiene que administrar de la mejor manera, tratando de distribuir entre sueldos acordes al presupuesto, contrataciones que suplan las necesidades del director técnico y también que estén dentro del manejo económico, asegurando que se valorice el club y, sobre todo, un centro de entrenamiento que permita el trabajo técnico y táctico. 

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